Miras las fotos de cuando eras una cría y te parece que eras la niña más preciosa del mundo. Tu madre te lo repito a menudo. Cada vez que dudas. Te miras al espejo y sigues pensando que esa cría preciosa sigue en ti. Cuando sonríes. Y cuando lloras.
Te fumas un cigarro y sueñas con volver a aquel parque en el que corrías feliz junto a tus padres. Pero no puedes. Y te consuelas pensando que has podido ponerle a tus mascotas los nombres que un día pensaste para tus hijas.
Y entonces te das cuenta de algo terrible. De algo que sólo puedes convertir en ficción.
domingo, 18 de abril de 2010
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¿Y cuando te encuentres conque tus hijas se llaman igual que tus mascotas?
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