Que si me llamas, no estoy.
Que me he ido con mi séquito de soledades a tenderme en algún suelo fresquito. Sin toalla, sin zapatos, sin peinar. Con el ánimo como una patena y los latidos en verde.
Que si me buscas, no respondo.
Que me he perdido en mi tablero de parchís a fuerza de contar 20. Con mis ganas, mi silencio y mi cabeza. Sin más cargas que el peso de unos cuantos sueños cojos.
domingo, 15 de agosto de 2010
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