No.
No voy a hablar del Día de Navidad. Ni del de Fin de Año. Ni de la Noche de Reyes. Ni de los excesos irresponsables, inconscientes e inusitados de comida y bebida.
Ni del hastío de mi tarjeta de crédito.
Ni de la Familia (escrito así, con la inicial en mayúsculas).
No.
No voy a hablar de cómo me ha bajado la tensión estos días por culpa de tanta conversación / discusión / punto de vista estúpido.
Ni de las mil veces que he contado mil, antes de quemar la casa y coger el primer avión que saliera del Prat.
Pues no.
Aunque suene cobarde, insulso o superficial, hoy sólo voy a hablar de esa voz inconsciente que lleva 20 días susurrándome en el ánimo:
“Montse, cierra los ojos y sal corriendo”. Sin zapatos. Sin reproches. Con lo puesto.
Y después, justo después, “GRITA”.
sábado, 8 de enero de 2011
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