Si un día tengo una tienda la llamaré “rarezas” y me dedicaré a vender esas cosas extrañas que generamos los humanos.
- Póngame una risa a destiempo y un chiste mal contado, por favor.
- ¿Quiere una bolsita?
- No…gracias…me lo llevo puesto.
La tienda la pintaré de verde…verde pistacho o verde manzana. Abriré todos los días (por aquello de no dejar a nadie con la intención a medias) y, en vez de en euros, cobraré en abrazos. Abrazos largos, abrazos de color cielo o abrazos con un poquito de azúcar glaseada.
Cuando me canse de mi tienda, creo que la traspasaré. Y con los besos que me paguen montaré una librería. Una librería discreta, con mucha luz y un rincón con los mejores best sellers de todos los tiempos.
Y allí te esperaré, entre cientos de palabras gastadas y finales previsibles.
lunes, 27 de diciembre de 2010
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Si, si, si :) M'ha encantat!!!
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