Cuando te me vayas niña, perderé mi mejor “por”.
Me sobrarán la cordura, la medida y la mirada.
Me quedaré sin el ruido alegre de las horas.
Sin tu cuerpo prematuro y mi caparazón de hada.
Con un “hoy “convaleciente.
Con lo puesto y sin palabras, seré esa gota de lluvia que limpiará tus alas.
Me dolerá la impotencia.
Se me dormirán las ganas.
Guardaré tus 8 años en mi alma mutilada.
Seré fuerte.
Y seré otra.
Cuando te me vayas niña, te esperaré en estas líneas con la fe de los que callan.
viernes, 24 de febrero de 2012
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