No me digas más. Te cansaste.
De jugar a entender lo que no sabías.
De encerrarte en sus ojos.
Y encontrarla en las noches de lunas frías.
Sí. Te cansaste.
De su “yo” indeciso y tu “no” egoísta.
De las horas grandes y los ratos cojos.
De las sombras blancas y la voz dormida.
Te cansaste de ti pensando en su “sí” lleno de ganas.
No me digas más. Ya la olvidaste.
De esa forma absurda, que hacen olvidar las canas.
lunes, 2 de abril de 2012
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