viernes, 28 de enero de 2011

A oscuras

Ves “Redes”. Intentas des-sintonizar Telecinco. Haces yoga. Cuentas hasta 100 después de enterarte de que “el Cuco” sigue negándose a declarar. Respiras hondo. Escribes a mano, poseída por una especie de fuerza que sólo dialoga con la impotencia. Llenas un folio. Por delante y por detrás. Inspiras. Y expiras. Echas mano de Saramago. De García Márquez. De Gil de Biezma. De Cortázar. Recuerdas todas las veces que leíste esas frases que en su día cargó la inteligencia. Las localizas pronto. Siguen ahí, impasibles, subrayadas por un lápiz indefenso. Y te preguntas por qué, cómo, cuánto.

Y sobre todo, cuándo tendrás el valor de cerrar tu maleta y alejarte sin que te vean con lo poco que te queda de coherencia.

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