lunes, 30 de agosto de 2010

Culpable

Sí. Voy a los bares a robar palabras. Y, como el que no quiere la cosa, siempre vuelvo a mi casa con trocitos de almas anónimas en los bolsillos.

Cuando las deposito en el mármol de la cocina aún respiran, como esos peces que agonizan en cualquier superficie antes de quedarse quietos, con los ojos abiertos y muertos. Me acerco a esas almas mutiladas de puntillas, descalza, con el mismo respeto que me produce enfrentarme al papel en blanco.
Sin saber si sabré.
Si podré poder.
Si mis manos serán lo suficiente precisas como para manejar un cúmulo de sentimientos ajenos.

Y, mientras siento como el temblor se va apoderando de mi osadía, escucho cientos de sensaciones hambrientas. De dolores que aún duelen, de sueños que rezan, de risas maltratadas. Y de miedo. De un miedo verde turquesa que transparenta autoestimas, inseguridades e impotencias.
Y entonces lo reconozco.
Es ese mismo miedo que yo me trago con mi café cada vez que decido ir a un bar a robar palabras.

jueves, 26 de agosto de 2010

O...

…eres de derechas o eres de izquierdas. O del Madrid o del Barça. O protaurino o anti. O con pelo largo o con pelo corto. O eliges tacones o zapato plano. O te gustan los gatos o prefieres los perros. O aquí u allí. O estudias o trabajas. O de los buenos o de los malos. O tuyo o mío. O vuelas con Evax o con Ausonia. O me dejas o te dejo. O es niño o es niña. O Mac o PC. O viernes o sábado. O rana o princesa. O me lo dices o me lo cuentas. O bebes Estrella o bebes Estrella.

Sin la letra “o” poco seríamos.
La “o” nos traiciona como en su tiempo nos traicionaron los calcetines blancos, los parches en las rodillas de los pantalones de pana, y el olor de los primeros cigarrillos. Somos algo, nadie o cualquiera en medio de millones de “oes”. “Oes” que nos dividen por antonomasia y nos unen por la gracia de Dios. Porque sin “oes” no habría debate, ni opción, ni insulto, ni guerra. Y el mundo vendría a ser una especie de hilera de individualidades cosidas con infinitas “ies”.

Y eso no vende. O juegas o no juegas. Y si juegas…¿cara o cruz?.

jueves, 19 de agosto de 2010

Su sino

Ella piensa sí.
E invierte buena parte de la mañana en recoser retales de un pasado común con un hilo imperceptible.

Él piensa no.
Y se apresura en desnudar el armario para llenar su maleta con excusas abotonadas.

En la puerta, dos bocas mudas se miran a los ojos con el ánimo mutilado.
Ella piensa sí. Él no.
Y una puerta se cierra con la voz callada.

domingo, 15 de agosto de 2010

Vacaciones

Que si me llamas, no estoy.
Que me he ido con mi séquito de soledades a tenderme en algún suelo fresquito. Sin toalla, sin zapatos, sin peinar. Con el ánimo como una patena y los latidos en verde.

Que si me buscas, no respondo.
Que me he perdido en mi tablero de parchís a fuerza de contar 20. Con mis ganas, mi silencio y mi cabeza. Sin más cargas que el peso de unos cuantos sueños cojos.