lunes, 28 de junio de 2010

Me siento libre cuando me acuerdo de ti.
Cuando recuerdo todas las noches en las que me diste la mano a cambio de un beso. Sólo uno. La antesala de un sueño que nos despertaría desnudos. Y muy juntos.
Me siento libre cuando me tiemblan los dedos cada vez que dibujo tu sonrisa en los cristales empañados del autobús.
Libre y niña. Como fui. Como soy.
Transparente y cortante, como esos trozos de cristal que trae el mar a las playas de todos.
Vuelve.
Por favor.

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