martes, 16 de noviembre de 2010

Margaritas

A mí también se me pudre el ánimo cuando deshojo los periódicos. Sí. No. Sí. No. Sí. No. Y me da por cobijarme en la ficción de los libros que ya he leído, por aquello de reencontrarme con las mentiras que mejor conozco.

Hace meses que creo que no hay mal peor que el que late en los músculos ignorantes. Que somos todo o nada en función de lo que nos pesa el sentido común. Ese sentido común llenito de rarezas que nos define por lo qué pensamos, sin calibrar que lo qué sentimos duele más y cunde menos.

Me pido otra cerveza y cuento hasta 28. Dejo el periódico donde estaba y bebo para olvidar que bebo. Porque, como decía aquel, aunque tú no lo veas, esto que ahora lees, es una boa constrictor que se ha tragado un elefante.

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