martes, 2 de noviembre de 2010

Y

Y no entiendes.
Y no sabes.
Y no quieres.
Y te quedas con esas palabras que te resultan huecas.
Porque te da absolutamente igual tener los labios de Angelina Joly o parecerte a Nataly Portman.
Porque nadie te enseñó que la belleza es un grado y que, gracias a ella, puedes acceder a los rincones más privilegiados del alma.
Y sonríes.
Muchas veces.
Por inercia, o porque necesitas que alguien con los ojos vividos te diga que no estás sola.
Que siempre tendrás una mano. O dos.
Y vuelves a casa con eso. Con lo que queda del día y lo que te falta de noche.
Escondiendo y escondiéndote.
En ti. En tú.
Y en ese hueco en el que sólo tu cuerpo comprende.

2 comentarios:

  1. Qué grande niña ! Oye, que lo de la Jolie y la Portman no está nada mal, eh !

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  2. Grande, grande, grande :)) Como Campofrío, te superas día a día.

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