jueves, 26 de agosto de 2010

O...

…eres de derechas o eres de izquierdas. O del Madrid o del Barça. O protaurino o anti. O con pelo largo o con pelo corto. O eliges tacones o zapato plano. O te gustan los gatos o prefieres los perros. O aquí u allí. O estudias o trabajas. O de los buenos o de los malos. O tuyo o mío. O vuelas con Evax o con Ausonia. O me dejas o te dejo. O es niño o es niña. O Mac o PC. O viernes o sábado. O rana o princesa. O me lo dices o me lo cuentas. O bebes Estrella o bebes Estrella.

Sin la letra “o” poco seríamos.
La “o” nos traiciona como en su tiempo nos traicionaron los calcetines blancos, los parches en las rodillas de los pantalones de pana, y el olor de los primeros cigarrillos. Somos algo, nadie o cualquiera en medio de millones de “oes”. “Oes” que nos dividen por antonomasia y nos unen por la gracia de Dios. Porque sin “oes” no habría debate, ni opción, ni insulto, ni guerra. Y el mundo vendría a ser una especie de hilera de individualidades cosidas con infinitas “ies”.

Y eso no vende. O juegas o no juegas. Y si juegas…¿cara o cruz?.

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