jueves, 19 de agosto de 2010

Su sino

Ella piensa sí.
E invierte buena parte de la mañana en recoser retales de un pasado común con un hilo imperceptible.

Él piensa no.
Y se apresura en desnudar el armario para llenar su maleta con excusas abotonadas.

En la puerta, dos bocas mudas se miran a los ojos con el ánimo mutilado.
Ella piensa sí. Él no.
Y una puerta se cierra con la voz callada.

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